Imagine un castillo abandonado hace siglos y rodeado de cardos en flor. Este aroma amaderado se asienta sobre una base de Coolwood que evoca los muros cubiertos de hiedra de una reliquia majestuosa.

Una visión amatista de un paisaje cubierto de brezos en flor. Reforzado con lavanda inglesa y con el frescor del ciprés sobre una base de ámbar sensual.

Racimos dorados de achillea silvestre enmarcan las remotas ruinas con naturaleza viva. Con la efervescencia y la luminosidad de la bergamota, el toque punzante de la ortiga y el equilibrio que le aporta una base de suave almizcle blanco.

Flores de malva morada revolotean junto al aterciopelado heliotropo en esta suave fragancia floral enriquecida con el toque natural de hojas de violeta.