Ginger Beer hace un guiño al refresco inglés por antonomasia, y surge cuando Céline encuentra una botella de cerámica en el mercado de antigüedades de Sunbury con las palabras Ginger Beer inscritas. Este descubrimiento sirvió como catalizador para toda la colección: “Como muchos saben, en Jo Malone London, cuando decidimos crear un aroma nuevo, solemos centrarnos en los ingredientes. Por eso, nos costó bastante decidir cómo enfocar esta colección. Pero fue encontrar esta botella, y la idea quedó superclara. Fue como exclamar “¡Eureka!”. Obviamente, los ingredientes siguen siendo muy importantes. “Compramos muchas cervezas de jengibre de varias marcas, las saboreamos y probamos todas. Solo entonces nos dimos cuenta de que el secreto no era solo esa sensación de estimulante frescura. En realidad, entran en juego numerosas especias y raíces que aportan toques más cálidos, como la canela. Esto nos animó a añadir otros elementos como maderas, por ejemplo, el roble tostado inglés, el vetiver, el amyris… Lo que nos lleva a esta interpretación de una sensualidad cálida”, explica Céline.

Este concepto moderno de sensualidad también es representativo de Passiflora, un aroma floral, sí, pero no previsible. “Hace unos años, compré un libro antiguo titulado British Botanists. Era de 1945 y estaba firmado por alguien. El libro contenía una ilustración de una flor de la pasión, la pasiflora. Me encantaba el nombre y además me parecían tan bonitas. Las busqué y olí su aroma, y me gustaron aún mucho más. El sorprendente giro en Passiflora, una fragancia que Céline describe como “sensualidad floral”, es un toque a frutos secos que según ella se percibe en la flor real. “Tiene unas notas a almendras muy claras, y por eso las introdujimos en la creación de la fragancia”. También se incorporaron el haba tonka y el cardamomo, aunque Céline insiste en que se conserva la “frescura” del aroma floral predominante, la tendencia que sigue toda la colección.

Incluso en la atrevida interpretación de Emerald Thyme. Inspirada en los antiguos frascos de farmacia, “todas esas botellas en distintos tonos de verde” que Céline rememora, esta fragancia destila el aroma a tomillo cítrico, combinado con ingredientes como geranio y también el tomillo tradicional. El resultado final es lo que Céline denomina “la reinterpretación del eau de cologne”. En una reciente incursión al mercado de antigüedades de Sunbury, encontramos un objeto, una jabonera de porcelana vintage que llegaría a ser el elemento inspirador de Musk Memento. Aunque en un primer instante el vínculo entre un jabón y una de las notas predominantes del aroma, el almizcle blanco, pudiera ocasionar cierta sorpresa, en realidad la lógica es mucho más fácil de entender. El almizcle blanco es famoso en perfumería por aportar un aroma limpio y delicado a una fragancia. “Hay una buena dosis de almizcle blanco y cedro”, explica Céline, mientras se aplica la fragancia, “pero en esencia es fresca y jabonosa. La sensación es como cuando te pones una camisa recién lavada”. Según comenta, el aroma “atrae tanto a las amigas como a los amigos de mi hija de 18 años. A todos les encanta”. Durante los ensayos del aroma, hubo incluso quien la paraba en la calle. “Y me preguntaban: ¿Qué te has echado?”. Por aquel entonces, Céline no podía revelar nada. Ahora, ya no hay ningún secreto que guardar. Dicho lo cual, si alguien esperaba que revelara cuál es su favorita de la colección, mejor que se olvide. Céline sonríe, pero mantiene el secretismo. “Me encantan los cuatro aromas. Cada uno tiene su propio carácter y personalidad ecléctica, pero en todos predomina la originalidad de reunir la esencia de distintos objetos antiguos. Y esto me parece muy exclusivo”.