Una deliciosa historia

La elaboración de Ginger Biscuit

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Una deliciosa historia

¿Cómo tomamos un biscuit totalmente británico —que se remonta hasta la reina Isabel I— y lo convertimos en un aroma tan reconfortante y delicioso como moderno y fácil de llevar, y que funciona a la perfección en Navidad y en cualquier otro momento? La respuesta es doble: Ginger Biscuit, nuestra última fragancia festiva. Y mucha imaginación de Céline Roux, nuestra directora global de fragancia.

“Es un aroma que nos rodea de confort. Es tan irresistible”.

“Fue una fragancia muy divertida de explorar”, dice Céline. “El pan de jengibre tiene un exquisito aroma que hace la boca agua y una textura muy específica. Lo que queríamos conseguir era ese contraste entre la textura mantecosa y granulosa, y la chispa del jengibre”. Lo que parecía una hazaña intangible e imposible se consiguió, porque al oler la fragancia, de alguna manera uno se siente transportado a eso exactamente: esa textura mantecosa y granulosa, y la frescura del jengibre. O, en palabras de Céline, “estás ahí”.

Es una idea que comenzó a forjarse hace muchos años, cuando Céline trabajaba en Sugar & Spice, una colección de aromas lanzados en 2013 que estaba profundamente inspirada en el pudin británico: “Era una idea un tanto excéntrica para una colección”, dice sonriendo, “pero representaba a la perfección la excentricidad inglesa. Lo cierto es que cuando no se es inglés, no se conoce nada del pudin inglés, y yo descubrí la tarta de melaza, el Eton mess, el pudin de caramelo pegajoso, la pavlova, los biscuits de jengibre… Por eso ahora”, dice riendo, “soy una defensora del pudin inglés”.

El trabajo en sí no fue menos agradable. Comenzó con una excusión a Fortnum & Mason, los icónicos grandes almacenes londinenses, también conocido como deleite gastronómico famoso por sus cestas de alimentos y sus distintivas bolsas color eau de nil. “Recuerdo que compramos biscuits de jengibre ahí en ese bonito paquete verde y ¡oh…!”, dice abriendo mucho los ojos con alegría al recordarlo. Céline suelta una carcajada mientras recuerda ese día; “Ese día me compré la mitad de la tienda, ¡había tanto azúcar!”. Los amantes de lo dulce sin complejos y acérrimos golosos probablemente estén salivando solo de pensarlo. Dicho esto, todo aquel que espere que Ginger Biscuit —que viene en Cologne y en Vela— sea intensamente dulce o goloso a la manera tradicional, estará lejos de la realidad y gratamente sorprendido. Como les pasará a los que normalmente evitan un aroma goloso. “Ginger Biscuit no tiene un dulce azucarado para nada”, enfatiza Céline. “Si fuera así, no se podría llevar puesto. Tenemos muchas notas cremosas a madera en la fórmula; se necesita la elegancia de la madera para hacer que se pueda poner. También lleva algo de jengibre natural, que aporta una frescura chispeante y equilibra la dulzura, y absoluto de vainilla.

Al crear aromas como este, se necesita vainilla de la mejor calidad, para que no tenga el dulzor de una golosina. Así pues, lo que se obtiene en su lugar es algo goloso pero suculento”. El número mínimo de ingredientes que se usaron en la mezcla ha sido clave para el éxito del aroma. “Si hubiéramos usado muchos ingredientes, el aroma habría salido demasiado opaco. Así pues”, explica Céline, “incluso aunque tenemos ingredientes pesados, usamos menos y conservamos esa frescura que es un rasgo tan característico de Jo Malone London”. Además, también puede esperar un aroma acogedor, reconfortante y tranquilizador. “Creo que particularmente ahora, pensando en el mundo en que vivimos, es algo muy agradable tener este sentimiento de tranquilidad, ¿no? Este es un aroma para llevar una y otra vez. Ahora mismo estoy quemando la vela”. La toma, inspira el aroma y sonríe. “Es un aroma que nos rodea de confort. Es tan irresistible”.

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